30 mayo 2018
El estoicismo parece que está de moda. Pero ¿qué hace que una corriente filosófica que nació hace 23 siglos interese ahora?
“Ha aguantado estoicamente”, se dice de quien ha soportado sin lamentarse un dolor o cualquier otro revés de la fortuna. Ahora bien, soportar sin lamentarse es a veces también soportar sin rebelarse, como una especie de resignación. ¿Lo uno lleva a lo otro?
En este poscast del programa de radio La Ventana, de la Casena Ser nos intentan dar una explicación amena y entretenida. Os invito a escucharlo pinchando
aquí 👈 (Desde el minuto 40:47 al 59)
"En la Antigüedad, el estoicismo fue una filosofía que cultivaron emperadores y esclavos y, en la actualidad, también ejecutivos con estrés o víctimas de la crisis. Nació en una época turbulenta de la historia de Grecia, el helenismo, en el siglo IV antes de nuestra era, cuando se derrumbaron muchas certezas y el futuro fue más incierto que nunca después de la muerte de Alejandro Magno". Así comienza el artículo de Guillermo Altares sobre el creciente interés sobre esta corriente filosófica.
El estoicismo nació como escuela filosófica en Atenas, unos 300 a.C. de la mano de Zenón de Citio. Esta doctrina surge como intento de sintetizar y aprovechar los aspectos más positivos de las distintas escuelas filosóficas que se movían en la Atenas de aquella época. Más adelante, el estoicismo llegó a ciudades como Alejandría, Babilonia y Roma.
Si hubiera que definirlo en una frase podría ser tratar de ser lo más impermeable posible a las circunstancias, sabiendo adaptarse a ellas. Aprender a que las circunstancias no nos marquen el ritmo, sino ser nosotras quienes las gestionemos.
Esto es una invitación a seguir reflexionando y construyendo pensamiento.
¡ Os desafío! 😉